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MADRID, ESPAÑA
En cualquier visita a Madrid, la Puerta de Alcalá es uno de los sitios clásicos por su importancia histórica, y porque es uno de los símbolos arquitectónicos más emblemáticos de la ciudad.
Esta no es realmente una puerta, sino un Arco de Triunfo, si, un Arco de Triunfo, ya que así se le denomina a este tipo de monumentos construidos, principalmente para celebrar victorias militares, popularizados en la época del imperio romano y vueltos a la vida en tiempos napoleónicos.
Construido en el año de 1778 durante el reinado y a propia petición de Carlos III, para conmemorar su llegada a la ciudad en el año 1759 procedente de Nápoles. Cuando termina su construcción se convierte en el primer arco de triunfo levantado en Europa, después de la caída del imperio romano, es por ello que la Puerta de Alcalá puede ser considerada única en su especie. Más tarde llegaría a Europa la Puerta de Brandemburgo en 1788 a Berlín o el mismísimo Arco del Triunfo de París en 1806.
Otro detalle que no todos conocen es que la Puerta de Alcalá tiene dos diseños diferentes en cada una de sus caras; eso la hace aún más única. De todos los arquitectos que presentan proyecto al rey, éste elige a Sabatini el cual le había presentado dos proyectos para seleccionar el más atractivo y, al no poderse decidir por ninguno de ellos, ambos fueron plasmados en las caras del monumento; siendo la asimetría una de sus características más fascinantes.