FLORENCIA, ITALIA
Situado frente a la Catedral y a la sombra de esta, son pocos los que visitan y admiran las maravillas que se encuentran dentro. Por fuera es imponente con sus puertas, obra de Ghiberti, conocidas como “Las Puertas del Paraíso”, estas son admiradas por todo el que pasa a su lado, pero el interior, es simplemente una maravilla.
El Baptisterio de San Giovanni data su construcción entre los siglos VI o VII, sin embargo, sus orígenes son inciertos; construido sobre las ruinas de un templo romano del siglo I d.C, fue consagrado como baptisterio hasta mediados del siglo XI por el Papa Nicolás II.
Volviendo a su interior, nos impactará su amplitud, esta responde a que debía albergar gran cantidad de fieles ya que el bautismo solo se administraba dos veces por año.
El mosaico del piso data del siglo XIII y está formado por teselas cuadradas que representan figuras geométricas imitando motivos orientales y los signos del zodiaco, es en su centro donde se encontraba la antigua pila bautismal.
La actual, obra tallada de fines del siglo XIV, está realizada de un único bloque de mármol, es obra de un alumno del artista toscano Andrea Pisano.
Sin duda es su cúpula de forma octogonal la que llamará más nuestra atención, los mosaicos que la decoran, obra de artistas venecianos, realizados bajo diseños de pintores florentinos, datan del siglo XIII y en los cuales se piensa que Cimabue trabajó.
Divididos en tres secciones sobre el altar, se representan escenas del Juicio Final.
Resalta en el muro del ábside la tumba del antipapa Juan XXIII, obra realizada en el siglo XV, será Donatello el encargado de hacer el cuerpo yacente en bronce dorado y Michelozzo la Virgen con el Niño y las Virtudes teologales del friso inferior.