BRUJAS, BÉLGICA
Dentro del Beguinario de Brujas residían las Beguinas, quienes dan nombre a este lugar, estas fueron mujeres revolucionarias que a inicios del siglo XII, eligen existir sin ser esposas, ni religiosas, y crean un recinto urbano donde vivir en comunidad, protegidas por una muralla, y sin necesidad de pronunciar votos, ni de castidad ni de pobreza, dedicándose así a obras benéficas y salvándose de ser acusadas de ser brujas y vivir libres del dominio masculino.
Esto se extendió por Francia, Italia, Países Bajos, Alemania, Polonia y Hungría, permitiendo libertad y ayuda mutua entre mujeres. En esa época, las únicas opciones para las mujeres, consistían en una boda concertada, o un convento, porque el hecho de ser independientes las exponía a cualquier peligro o a ser acusadas de brujería por algún vecino o vecina envidioso.
El movimiento de las beguinas no acabó en la edad media, sino que llegó al siglo XX, muriendo la última de ellas en Ámsterdam en el año de 1977. Actualmente se aceptan visitas, aunque no de grupos grandes, debido a que en 1927 una comunidad de religiosas benedictinas tomó el lugar casi abandonado y decidió preservarlo y convertirlo en un beatario religioso al cual se le conoce como el Monasterio de la Viña.
Este beaterio de Brujas es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y consta de un recinto lleno de paz bordeado por unas treinta casitas, muchas de las cuales son del siglo XV, donde residían las beguinas, una pequeña iglesia y un bello jardín, todo rodeado de una muralla.